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¿Estamos solos?

¿Estamos solos?


Son tantos los factores que entran en la ecuación de la vida, que su perfecta alineación para arrojar el resultado que conocemos hoy en día es fruto de la más mera casualidad”

Ciencia y divulgación

Miguel Palma @miguelpm_04

La vida, ese milagro de la química, la biología, la física, la astronomía y la geología unidas. ¿Qué es la vida sin un átomo, sin una reacción química, sin una célula, sin un lugar donde afianzarse y reproducirse? Sin eso, la vida no es nada. Nuestro cuerpo es un compendio de órganos conformados por tejidos, que a su vez son grupos de células coordinadas que realizan funciones similares o complementarias a las de sus compañeras.

Imagina la inexistencia de estrellas en los primeros millones de años del universo. ¿Podríamos habitar actualmente la Tierra? Con toda certeza, no. Los átomos que conforman nuestro organismo vienen de la fusión nuclear de núcleos de otros menores en los corazones de las refulgentes estrellas de primera generación. Si ese proceso salió bien, imagina ahora que los planetesimales que un día hace miles de millones de años comenzaron a formar nuestro planeta se hubieran agrupado en una zona un tanto diferente del Sistema Solar, fuera de lo que ahora conocemos como “zona de habitabilidad”. ¿Existiríamos?


Cronología de la vida en la Tierra

Suponiendo que los planetesimales hubieran colisionado unos con otros donde debían, reflexiona ahora sobre la posibilidad de que se encuentre un medio en ese planeta en el que las primeras moléculas se hubieran podido formar. Y después, considera la posibilidad que tenían estas primeras moléculas pequeñas de formar moléculas más grandes como las que hoy en día conocemos; ácidos nucleicos, proteínas, glúcidos y lípidos. Es remota, ¿no?

¿Qué posibilidad había entonces de que estas moléculas se organizasen en distintas estructuras funcionales, formando así los primeros orgánulos? ¿Y qué posibilidad había de que estas primeras estructuras moleculares funcionales, los orgánulos, se agruparan en conjuntos aún mayores para dar forma a las células?

Es más, ¿existe aún alguna posibilidad de que estas células se agrupen formando tejidos, y que estos tejidos a su vez se agrupen en órganos que también se unan para dar lugar a sistemas y aparatos, formando un organismo completo y funcional?

¿Hay acaso ya posibilidades de que este organismo evolucione y deje una descendencia que, con el paso de millones de años, dé lugar a una enorme biodiversidad conformada por millones de especies? ¿No estaríamos locos si dijésemos que cabe la posibilidad de que una de estas especies desarrolle una capacidad de raciocinio muy por encima de la de las demás y cree civilizaciones que acaben por conquistar el planeta?

Todos estos factores se incluyen en la famosa ecuación de Drake. En ella se describen todos los factores (casuales) que han de darse en nuestra galaxia para que una civilización como la nuestra aparezca. Son muchísimos, y cada uno que pasa reduce aún más la posibilidad de que algo como el milagro de la vida en la Tierra, y más específicamente, el desarrollo de la especie humana, ocurra.

Entonces, ¿es imposible que haya vida en nuestra galaxia? No. Simplemente porque, si esta ecuación funciona y ninguno de sus factores son nulos, el resultado no puede ser cero.

¿Es entonces, posible, que los humanos encontremos vida en el universo? Dada nuestra brevísima existencia, probablemente nos quedemos “aparentemente” solos en lo que nos queda de existencia como civilización. Entra aquí en juego la paradoja de Fermi; si existiera alguna sociedad civilizada como la nuestra en algún punto del cosmos, ¿cómo es que no los hemos encontrado? ¿cómo es que tampoco ellos nos han contactado? 







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