Ir al contenido principal

El camino hacia la aconfesionalidad

El camino hacia la aconfesionalidad

David Mesa

Ya desde sus orígenes en los cerebros de los hombres más primitivos, la religión ha supuesto la piedra angular de grandes imperios y civilizaciones, sin embargo, en ocasiones ha actuado a la vez como juez y verdugo. Sus dogmas de fe y sus explicaciones sobrenaturales actuaban como parches para tapar las fracturas en el tejido del conocimiento  natural. Lo cierto es que esta idea de explicar los fenómenos naturales en base a entes divinos resultaba cuanto menos versátil y se podía forjar uno a serie engranajes imaginarios que explicase cuantos fenómenos naturales nos viniese en gana. 


Ahora bien, toda idea, teoría o modelo que tratase de frenar o modificar estos idílicos engranajes sería descartada y su autor sería perseguido forjándose ahora una institución sectaria, la que en mi opinión es la mayor máquina de adoctrinamiento humano jamás creada. Esta defensa de los ideales religiosos y el descarte del resto de teorías volvía a la religión una dictadura ideológica, un factor de segregación social y un oasis de odio en un desierto de desconocimiento. Afortunadamente, la ciencia se abrió paso y se empezaron a sacar a relucir las inconsistencias teóricas de la religión exponiendo su inestabilidad e ineficacia.


La pregunta surge cuando pensamos en el panorama actual: ¿Por qué se sigue alimentando al monstruo del dogmatismo? ¿Tiene sentido seguir formando a la sociedad en  una doctrina completamente inconsistente?¿Estamos dispuestos a seguir aceptando el punto de vista del idealismo religioso, mantenido a flote gracias al respeto hacia la creencia personal?¿Deberíamos acabar con la religión?


Lo cierto es que cuando una teoría física demuestra ser errónea es descartada y ningún reducto (en este caso una mayoría) de la sociedad sigue sosteniéndola y difundiéndola. ¿Acaso en la escuela estudiamos el éter o pensamos que la energía se emite de forma continua? La religión, como buena herramienta primitiva de explicación de la naturaleza debería reconocer su incapacidad de abordar este campo a golpe de dogma de fe. Es como si quisiéramos cruzar un río, con un método científico bien elaborado, soporte matemático y experimentación seríamos capaces, aunque con esfuerzo, de cruzar el río. Sin embargo, a base de dogmas de fe, construiríamos un puente intangible, que sólo aquellos con las anteojeras puestas serían capaces de vislumbrar, pero que al tratar de interactuar con este caerían inevitablemente al río.


No beneficia en ningún aspecto seguir tratando de adoctrinar a una sociedad en los principios dogmáticos de la religión. Debería por tanto tratarse a la religión desde un punto de vista histórico y no seguir alargando la vida de una institución que en un mundo de constante avance científico no tiene donde caerse muerta.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Gaza, el crimen del siglo

 Gaza, el crimen del siglo Miguel Palma Los pueblos del mundo tiemblan de horror ante la magnitud de la barbarie de Israel. Ya no hay medias tintas, ya no hay excusas, ya no se oye “es que llevan así toda la vida…”, ya no hay equidistancias, ya no hay confusión entre víctimas y victimarios. La calle está, con razón, aterrorizada por las imágenes que llegan desde allí, donde los cuerpos famélicos (¡esqueletos, cascarones humanos!) yacen exánimes, derrotados por la falta de agua y alimentos. Omer Bartov lo dice bien claro: es genocidio . Ya libres del temor a la acusación de antisemitismo, todos se preguntan quién puede estar a favor de esta atrocidad. ¡Si incluso los más egregios palanganeros del manufacturado consenso antipalestino han visto que no es posible ya seguir defendiendo esta infamia! Pese a todo, y aunque en cantidades reducidas, todavía existe esa mala gente que camina y va apestando la tierra…  Juan Carlos Girauta, nuestro Mortadelo político, se escandalizaba el o...

Memoria de la compasión

Memoria de la compasión Miguel Palma La suerte o el destino, según considere cada cual, me llevaron a nacer en Málaga un 5 de noviembre de 2004. Ese mismo día, varios miles de kilómetros al este, vieron también el mundo decenas de niños y niñas en ciudades como Alepo o Damasco. Como yo, hijos de padres que, estoy seguro, trabajaron con tesón para tratar de garantizarles el mejor de los futuros posibles. En 2011, cuando ninguno de nosotros había cumplido todavía 7 años, estalló en Siria la guerra civil que hasta hoy perdura. Yo seguí, ajeno a todo aquel horror, mi vida: cursaba Primaria, jugaba con mis amigos, disfrutaba con mi familia, dibujaba, escribía cuentos y leía libros. Ellos, sin embargo, vieron cómo su infancia se veía truncada por un sinfín de atrocidades inimaginables. Una noche de verano, creo que en 2014, estaba sentado con mi abuela paterna en el sofá de nuestra casa del campo cuando comenzó el telediario. De repente, una rapidísima sucesión de horrores: misiles, explosio...

Defender el Derecho Universal

 Defender el Derecho Universal Miguel Palma Todo aquel que me conozca sabrá que soy un enorme crítico, a veces exagerado, de prácticamente todo lo vigente . No por otra cosa se me ha tachado de idealista en mil y una ocasiones. Lo que ya existe de hecho , lo que se encuentra firmemente arraigado en el tejido mismo de nuestra sociedad, me parece criticable, reprochable o matizable por uno u otro motivo, por esta o aquella injusticia, por tal o cual sinsentido. Esta actitud, que muchos considerarán impertinente inconformismo —¡nunca hay nada bueno, nunca está conforme, siempre hay una queja, nada es para ti digno de celebración!—, es, sin embargo, desde mi perspectiva, imprescindible ante la evidente imperfección de nuestro mundo. Cabe recalcar, faltaría más, que no aspiro a una perfección sin mácula, dado que un escenario así resulta, creo, irrealizable, pero solo la ceguera más profunda podría impedirnos advertir que no estamos todavía en un punto en el que sea posible, al menos mo...