Apología de la filosofía
Ya lo decía Kant. La Ilustración, uno de los períodos más prósperos que la humanidad ha podido contemplar en lo que respecta al florecimiento intelectual, supuso la liberación del hombre de sus propias cadenas. La filosofía, el pensamiento, la crítica, la razón y el saber vencieron al dogma, que mantenía al hombre en un constante estado de parcelamiento cognitivo.
Y es que cabe cuestionarse lo siguiente: ¿Qué sería de la humanidad en un mundo sin filosofía?
Cuando en los siglos VII y VI a.C. aparecieron los primeros pensadores en Asia Menor, los presocráticos, estos comenzaron a cuestionarse el origen del mundo y sus elementos, el arjé de la physis, inaugurando de manera primitiva lo que hoy conocemos como ciencias naturales. Más tarde, Sócrates y Platón comenzaron a tratar temas antropológicos, asuntos relacionados con el hombre, su existencia, sus características y su organización, inaugurando las ramas que hoy en día conocemos como política y ética. Aristóteles, por su parte, desarrolló y potenció al máximo el espíritu científico, tratando temas relacionados con la astronomía, la física, o la biología.
Durante la Edad Media, como consecuencia del auge de la religión cristiana, la filosofía se centró en su práctica totalidad en la fe y en Dios. La patrística, la escolástica y el nominalismo fueron las tres corrientes filosóficas de esta época de la humanidad. Esto contrasta con la falsa visión oscurantista que existe alrededor de este periodo de la historia, del que se afirma sin trabas ni vergüenzas que fue una época oscura sin ningún tipo de progreso en el pensamiento.
En los inicios de la Edad Moderna, alrededor de los siglos XVI y XVII, se produjo una verdadera explosión en el pensamiento. La revolución científica, de la mano de Copérnico, Kepler, Tycho Brahe, Newton, Leibniz y muchos más, hicieron que la filosofía se pusiera a la orden de la ciencia. Descartes y su racionalismo, Hume y su empirismo, Kant y su criticismo, serían parte de los pilares de la epistemología moderna. Por otro lado, las vicisitudes políticas obligaron a la filosofía a extenderse al campo de la sociedad, apareciendo Hobbes, Locke, Rousseau y Voltaire como las principales mentes en lo que respecta a los temas sociales de los siglos XVII y XVIII. La Ilustración fue la culminación de la filosofía moderna, con un espíritu divulgativo y de universalización del saber que llevó a la emancipación intelectual del hombre.
Durante los siglos XIX y XX, la filosofía sufrió una expansión total, una universalización absoluta. La ciencia, la guerra, la naturaleza, la política, la religión... Cualquier asunto existente en el mundo tenía ya - y tiene - un trasfondo filosófico subyacente.
Víctor Gómez Pin, un filósofo español, aseveró hace no muchos meses lo siguiente; "la historia de la filosofía es la historia de un combate". Yo exclamo "¡Qué éxito, el de la filosofía!" No es fácil mantenerse en un combate permanente contra la adversidad por más de 2.500 años. ¿Acaso se avergüenzan nuestros gobernantes de esta victoria, de este éxito? Arrancar este logro colectivo del ingenio del hombre, esta historia de liberación intelectual de la humanidad, del acervo cultural de la juventud es, cuando menos, un acto de historicidio. Pero, aunque en el momento nos preocupemos, estoy seguro de que la filosofía volverá a anotarse una victoria en su lista, porque, a pesar de que no lo creamos, nunca ha habido en la entera historia de la humanidad un buen tiempo para la filosofía, y, afortunadamente, no estamos en el peor. En defensa de la filosofía, ayudémosla en su lucha contra la adversidad.
Después de leer la Apología de la Filosofía y agradecer la publicación, comento que en esa magnífica pintura La escuela de Atenas, las figuras principales son Platón y Aristóteles.
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